Avigail Idan, de cuatro años, muestra su cabellera de pelo rizado recogido en una coleta, una enorme sonrisa y ojazos de alegría en las fotos que se han distribuido de ella tras su regreso a casa. La pequeña vio morir a sus padres a manos de Hamás el 7 de octubre antes de convertirse en rehén de la milicia radical palestina. Es la única cautiva de nacionalidad estadounidense liberada hasta ahora en el pacto entre Hamás e Israel para el intercambio de prisioneros bajo la mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos. Y ha sido también la principal fuente de inspiración del presidente de EE UU, Joe Biden, en sus presiones al Gobierno israelí para que aceptara un alto el fuego de cuatro días —prorrogado dos más— que permitiera el envío de ayuda humanitaria a Gaza y la liberación de rehenes.
Un emocionado Biden comentaba al término de una comparecencia ante la prensa el domingo desde Nantucket (Massachusetts), donde pasaba los festejos por el día de Acción de Gracias: “Gracias a Dios que ya está en casa. Ojalá estuviera allí para abrazarla”.
La pequeña había cumplido cuatro años apenas dos días antes, el viernes, aún bajo el cautiverio de Hamás. Cuando miembros de esta milicia entraron en Israel para perpetrar una matanza en la zona fronteriza que dejó más de 1.200 víctimas mortales, también llegaron a Kfar Aza, el kibutz donde residía junto a los suyos.
Los atacantes “mataron a la madre de Avigail delante de sus ojos”, comentó Biden. El padre intentó proteger a su hija y se interpuso entre los milicianos y ella; también fue abatido por las balas. Aterrorizada, la pequeña corrió a buscar ayuda entre los vecinos, pero quedó capturada. Ha permanecido retenida en Gaza durante 50 días. “Es impensable por lo que ha pasado”, subrayaba el presidente estadounidense en su alocución.
En un comunicado el domingo, Liz Hirsh Naftali y Noa Naftali, familiares de la niña, declararon su agradecimiento al Gobierno de Estados Unidos, Qatar y otros “participantes informales” que trabajaron para lograr su liberación. “Su devolución demuestra que es posible. Podemos lograr que todos los rehenes vuelvan a casa, tenemos que seguir presionando”.
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La Casa Blanca cree que entre ocho y nueve de sus ciudadanos, de un total de 180 rehenes internacionales en Gaza, aún continúan en manos de Hamás y otros grupos palestinos. De Avigail sabía que estaba retenida en el norte de la Franja junto a otros vecinos de su kibutz. Pero los detalles del paradero del resto son menos precisos, al menos de una parte de ellos. Ninguno de ellos se encuentra entre los cautivos puestos en libertad hasta el momento.
En la rueda de prensa diaria de la oficina presidencial el lunes, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, reconocía que “no necesariamente contamos con información sólida sobre todos ellos”.
Interés personal del presidente
Biden se había interesado por la situación de la pequeña Avigail desde que comenzó la crisis. Una y otra vez, en sus conversaciones con los negociadores cataríes y egipcios, los representantes estadounidenses insistían en que la menor tenía que estar incluida en los primeros grupos de liberados. Una insistencia que se multiplicó una vez Hamás entregó a las dos primeras rehenes estadounidenses, Natalie y Judith Raanan, el mes pasado. El propio presidente sacaba a relucir su caso en las diferentes llamadas a los líderes de la región, parte de su esfuerzo para sacar adelante el acuerdo, liberar a los rehenes y conseguir la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza. En sus numerosas declaraciones públicas sobre la guerra entre Israel y Hamás, también era frecuente que mencionara a la niña.
Cuando Hamás confirmó que la pequeña estaría en el siguiente grupo de liberados, funcionarios estadounidenses supervisaron su entrega al Comité Internacional de la Cruz Roja y de ahí a las autoridades israelíes. En este caso, el convoy en el que viajaba no salió de la Franja por el paso de Rafah, hacia Egipto, sino directamente hacia Israel: una de las cautivas liberadas, Elma Avraham, de 85 años, se encontraba muy grave y requería una evacuación inmediata.
Biden estuvo permanentemente informado del transcurso de la operación. Su comparecencia ante los medios el domingo se fue retrasando, hasta confirmar que la niña se encontraba a salvo en manos de las autoridades israelíes. El presidente se disculpó ante los medios que lo esperaban en Nantucket: “No quería hablarles hasta estar completamente seguro de que todo había salido bien. Incluso cuando estaba en la ambulancia de la Cruz Roja, pero aún en Gaza, había posibilidades de que algo se estropeara”.
Finalmente, Avigail cruzó la frontera y Biden, y todos aquellos que se habían implicado de un modo u otro en el regreso de la niña a los cuidados de su familia, pudieron dar un suspiro de alivio. Una vez confirmado que la operación había concluido con éxito, el inquilino de la Casa Blanca habló personalmente con los familiares que se han hecho cargo de la pequeña.
“Colaboramos estrechamente con nuestros socios israelíes para garantizar que (la niña) recibe el cuidado y el apoyo que necesita para empezar a recuperarse de este trauma indecible”, declaró el presidente en un comunicado el lunes, en el que se felicitaba por la prórroga de dos días en el acuerdo entre Hamás e Israel que permitirá la liberación de otra veintena de rehenes y 60 presos palestinos, mientras la pausa en los bombardeos permite la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza.
“Quiero dar de nuevo las gracias al primer ministro Benjamin Netanyahu, de Israel, al emir Tamim bin Hamad al Thani, de Qatar, y al presidente Abdelfatá Al Sisi, de Egipto, por su compromiso con este proceso y por llegar a un acuerdo para una prórroga durante las próximas 48 horas. No descansaremos hasta que todos los rehenes capturados por los terroristas de Hamás queden en libertad”.
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