María Corina Machado reta al chavismo y mantiene su candidatura presidencial a pesar del veto judicial

María Corina Machado ha insistido este lunes en mantener su candidatura a las elecciones presidenciales venezolanas de este año a pesar de que el chavismo, a través de Jorge Rodríguez, el presidente de la Asamblea, ha confirmado que está vetada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), un órgano judicial controlado por el presidente Nicolás Maduro y su entorno. La suspensión de Machado, confirmada la semana pasada, ha encendido nuevamente las alarmas en la comunidad internacional, que había bregado para que, a través de los acuerdos de Barbados entre las partes, Venezuela encontrara una salida a su crisis política con la celebración de unas elecciones libres en las que la oposición tuviera opciones de victoria. Machado es la principal candidata del antichavismo y aventaja a Maduro en las encuestas que se han hecho públicas.

La dirigente opositora en torno a la que se ha aglutinado la Plataforma Unitaria ha asegurado que no abandonará la carrera electoral. “El candidato sustituto es el plan de los que no quieren cambio”, dijo Machado, elegida el 22 de octubre pasado con 92% de los votos en unas primarias en las que participaron más de dos millones de personas. “Nicolás Maduro no va a escoger el candidato de la gente, porque la gente ya escogió quién es su candidata. El camino va a estar lleno de obstáculos y de tentaciones y ellos van a tratar de desmoralizarnos, dividirnos y sacarnos del foco, y eso es lo que no podemos permitir”, dijo, rodeada de dirigentes de distintos partidos políticos.

El proceso de acuerdos a los que habían llegado Venezuela y Estados Unidos para abrir una vía democrática en el país había avanzado en los últimos meses, pero parece nuevamente estancado tras la maniobra del chavismo, que a través de un procedimiento inconstitucional impide a Machado participar, bajo la acusación de ser parte de una trama de corrupción vinculada al Gobierno interino del dirigente en el exilio Juan Guaidó. Estados Unidos se convirtió en el catalizador de las negociaciones al acceder a una flexibilización de las sanciones petroleras por seis meses, a cambio de las liberaciones de presos estadounidenses y del establecimiento de un mecanismo para destrabar las inhabilitaciones políticas, con las que en los últimos años el Gobierno ha cerrado el paso a sus adversarios. El principal nombre sobre la mesa era el de Machado, única candidata con posibilidades reales de vencer al chavismo. Washington dice ahora que la decisión del TSJ sobre Machado y también sobre Henrique Capriles Radonski, a quien también se le ha impedido competir, socava la democracia y ha anunciado que hará una revisión de su política de sanciones.

En los mismos términos se ha expresado Bruselas: “La Unión Europea está muy preocupada por los recientes acontecimientos en Venezuela y la ratificación por parte de la Corte Suprema de la inhabilitación de los políticos de oposición María Corina Machado y Henrique Capriles para las próximas elecciones presidenciales. Las decisiones destinadas a impedir que los miembros de la oposición ejerzan sus derechos políticos fundamentales solo pueden socavar la democracia y el Estado de derecho”, afirmó el portavoz principal de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Peter Stano. Bruselas ha pedido que las partes retomen los acuerdos de Barbados, lo mismo que han dicho los representantes de la oposición.

El chavismo ha dicho que la decisión del TSJ es cosa juzgada y, por lo tanto, es irrevocable. Este lunes, el jefe de la delegación del Gobierno en las conversaciones auspiciadas por Noruega señaló que el diálogo con la oposición está en proceso de “reanimación” y adelantó que están dispuestos a dar un siguiente paso hacia la creación de la comisión de verificación de los acuerdos. “Un diálogo no sustituye a las leyes de la República ni a la Constitución”, insistió el también jefe del Parlamento, quien aseguró que este 2024 habrá elecciones presidenciales.

El chavismo ha denunciado una serie de supuestas conspiraciones para asesinar a Nicolás Maduro en las que señala a dirigentes de la oposición y autoridades de Estados Unidos de estar involucrados. Esto lo ha llevado a ejecutar una persecución del entorno de Machado que ha terminado con el encarcelamiento de cinco de sus colaboradores, quienes estuvieron desaparecidos por cinco días.

Maduro y la cúpula en el poder han jugado duro nuevamente con el objetivo de mantenerse en el poder. Los acuerdos de Barbados, llenos de imprecisiones y finales abiertos, parecen volver a poner la situación en un punto muerto con pocas posibilidades para la democratización en Venezuela, en donde no solo son necesarias elecciones libres y transparentes, con observación electoral internacional, sino también una reinstitucionalización de todos los poderes que son parte de la maquinaria política de Maduro.

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By Gladis Covas Pulido

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