Estados Unidos ha puesto en marcha este viernes las acciones de represalia en Oriente Próximo por un ataque con drones contra una base estadounidense en Jordania el pasado domingo en el que murieron tres militares estadounidenses, según han adelantado medios estadounidenses citando como fuente a cargos del Gobierno. No ha habido por ahora un anuncio oficial ni apenas detalles sobre las acciones. Se han lanzado ataques aéreos en Irak y en Siria sobre milicias supuestamente respaldadas por Irán.
Los ataques iniciales se han realizado tanto con drones como con aviones tripulados y han tenido como objetivo los cuarteles de mando, los depósitos de municiones y otras instalaciones. El presidente Joe Biden y otros altos dirigentes estadounidenses llevan días advirtiendo de que Estados Unidos devolvería el golpe a las milicias en una “respuesta escalonada”. En esta primera ronda de ataques se ha golpeado a media docena de objetivos en una operación aprobada por el presidente, Joe Biden.
Estados Unidos afirma que Irán es responsable de financiar y armar a los militantes, mientras que Irán ha negado su implicación. Ambas potencias tratan de medir el pulso que mantienen. A ninguna le conviene una escalada fuera de control. Washington busca ese equilibrio en su respuesta: que no provoque una ampliación del conflicto, pero que sea suficientemente contundente tanto para que el mensaje quede claro como para castigar las posiciones enemigas y evitar nuevos ataques.
Las acciones militares estadounidenses se producen el mismo día en que el presidente y la primera dama, Jill Biden, se han unido a las familias en duelo en la Base Aérea de Dover (Delaware) para el traslado de los tres militares estadounidenses muertos en ese ataque con drones en Jordania del pasado fin de semana, en el que también resultaron heridos 41 militares estadounidenses.
El ritual que ha tenido lugar en Delaware con la llegada de los féretros de los soldados cubiertos con la bandera estadounidense se ha vuelto relativamente infrecuente en los últimos años a medida que Estados Unidos se ha ido retirando de los conflictos en el extranjero. Esos tres militares son las primeras víctimas mortales estadounidenses atribuidas a grupos milicianos respaldados por Irán en Oriente Próximo desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás. Los tres fallecidos el domingo eran de Georgia. Biden prometió el jueves no olvidar nunca su sacrificio por la nación y dijo que “lo arriesgaron todo”.
Este viernes, Biden ha mantenido conversaciones con familiares de las víctimas para intentar consolarlos. Ha recordado que su hijo Beau murió después de servir en una misión militar en Irak. El presidente siempre ha relacionado su fallecimiento por un cáncer cerebral con la exposición que mantuvo en el extranjero durante sus misiones.
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El Pentágono no ha dado aún explicaciones sobre los ataques llevados a cabo ni sobre si son efectivamente el primero de una oleada. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, evitó el jueves concretar sus planes en una rueda de prensa. “Este es un momento peligroso en Oriente Próximo. Seguiremos trabajando para evitar un conflicto mayor en la región, pero tomaremos todas las medidas necesarias para defender a Estados Unidos, nuestros intereses y nuestro pueblo. Y responderemos cuando elijamos, donde elijamos y como elijamos. Eso es en lo que todo el mundo está centrado aquí ahora”, dijo en su intervención inicial.
Tras ser preguntado por los planes de represalias, Austin empleó evasivas: “No hemos descrito cuál va a ser nuestra respuesta, pero queremos que los responsables rindan cuentas”, dijo. “Tendremos una respuesta de varios niveles y, de nuevo, tenemos la capacidad de responder varias veces, dependiendo de cuál sea la situación”, añadió.
[Noticia de última hora. Habrá ampliación en breve]
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