Matteo Salvini sueña con adelantar por la derecha a su socia y primera ministra, Giorgia Meloni. El vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Transportes lleva tiempo preparando la ofensiva y ahora confía en la oportunidad que le brindan las próximas elecciones europeas de junio de 2024 para tratar de imponerse a su aliada y rival al mismo tiempo. En Italia lo tiene más difícil —en las votaciones de octubre del año pasado los separó un abismo—, pero en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo junio, la cosa podría cambiar. Aunque es pronto para aventurarse, los sondeos en este momento son halagüeños para el grupo político europeo Identidad y Democracia, creado por Salvini y la francesa Marine Le Pen, y sugieren que aumentarían en más de 20 escaños su presencia en el Parlamento Europeo. Ahora cuentan con 60 diputados de los 720 de la Eurocámara. “Nuestro objetivo es convertirnos al menos en el tercer (grupo), tras el centroderecha y los socialistas, y ser decisivos”, proclamó Salvini.
Aunque el hipotético crecimiento tendría más un valor simbólico que de peso real en la futura configuración de la UE, al líder de la Liga le serviría para poner en apuros a Meloni. Este domingo Matteo Salvini ha congregado en Florencia a gran parte de la extrema derecha europea en una especie de mitin múltiple con el que la Liga ha abierto la campaña electoral para las elecciones europeas y de paso, ha mandado un recado a Meloni en casa.
Los últimos acontecimientos europeos han dado alas a Salvini: los partidos ultranacionalistas polaco y español, apoyados por Meloni, se han desplomado en sus respectivas elecciones nacionales, mientras que el líder de extrema derecha holandés Geert Wilders, del Partido por la Libertad, muy cercano al de la Liga desde los tiempos en que ambos eran eurodiputados, acaba de ganar las elecciones en Países Bajos y Le Pen vuela en las encuestas. La francesa era uno de los platos fuertes de la jornada en Florencia, pero no se presentó a la cita y se limitó a enviar un breve saludo grabado en vídeo. La líder del primer partido opositor francés, Reagrupamiento Nacional, propuso extender una “resistencia democrática y patriótica frente a una estructura dominante, Bruselas, que gobierna contra los pueblos y contra la libertad”.
Wilders iba a ser el invitado estrella del mitin, pero no acudió alegando que estaba demasiado ocupado con las negociaciones para formar Gobierno en su país. A cambio, envió un breve mensaje de vídeo en el que saludó a “los patriotas italianos y amantes de la libertad” y dijo que Salvini “siempre ha sido y siempre será una inspiración” para él. El líder islamófobo definió su victoria electoral como “un terremoto político”, auspició “una ola de victorias electorales” para la ultraderecha en toda Europa y arremetió contra la inmigración. “Primero los Países Bajos. Basta con el asilo, basta con la integración y todo eso, basta con derrochar el dinero de los contribuyentes para estas causas, invirtamos esos recursos en bajar impuestos”, señaló.
Junto al líder de la Liga se han reunido delegaciones procedentes de 12 países europeos. Todos los participantes pertenecen al grupo político de Identidad y Democracia, y tienen en común que son formaciones ultraconservadoras, euroescépticas, soberanistas, xenófobas y en muchas ocasiones, prorrusas. Además de sus posturas antiinmigración, les une una hostilidad total a las medidas de transición ecológica. “Es un disparate vender solo coches eléctricos a partir de 2035″, dijo Salvini.
División
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La extrema derecha está dividida en Europa. En Florencia han estado gran parte de los ultraconservadores del continente, pero no todos, porque la otra parte de la ultraderecha está en una familia política diferente. Meloni capitanea en la Eurocámara el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, también euroescéptico, creado en 2009 por los conservadores británicos, y al que se ha unido Vox. Tanto el partido de Santiago Abascal como el de Meloni y otras formaciones afines, como el ultraconservador de Polonia Ley y Justicia —qué ganó las recientes elecciones pero sin mayoría para gobernar—, rechazaron la propuesta que les hizo Salvini de sumarse a Identidad y Democracia con la intención de unificar la galaxia ultraderechista en Europa. En Florencia Salvini deslizó que su vieja propuesta sigue en pie: “Dividir el centro-derecha en Europa sería un error”, dijo.
La coalición de Gobierno italiana refleja bien esa división de las derechas europeas, cada uno de los tres partidos tiene una posición diferente en la Eurocámara. Forza Italia, fundado por Silvio Berlusconi y ahora liderado por Antonio Tajani, pertenece al Partido Popular Europeo, el grupo mayoritario en Bruselas. Italia, además, es un caso singular en la UE, con dos partidos soberanistas y de tradición euroescéptica en el Gobierno.
Meloni, que en el pasado ha mantenido posiciones más radicales incluso que Salvini, se ha moderado considerablemente desde su llegada al poder, sobre todo en lo que respecta a las relaciones con Bruselas. Aunque en algunos casos choque con su postura histórica, ahora no descarta una negociación con el Partido Popular Europeo y con el Partido de los Socialistas Europeos para apoyar la reelección de Ursula Von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. El mitin de Florencia ha pretendido recordar a los electores que hay una ultraderecha que no se desdice de sus proclamas y que no está dispuesta a sentarse en la mesa con formaciones europeístas.
En el mitin se escucharon todo tipo de arengas contra la “élite burocrática de Bruselas”, el liberalismo, la “izquierda verde”, la inmigración “procedente de África y Asia”, el islam, la crisis demográfica o la decadencia del cristianismo y los “valores tradicionales” en Europa, entre los aplausos de cerca de 2.000 participantes. “Ya no se escuchan palabras como Navidad, madre, padre, ahora son progenitores; necesitamos a alguien que defienda claramente nuestra identidad”, señala Alberico Vallario, jubilado que ha viajado a Florencia desde Milán para participar en el evento. “En España deberían preocuparse también por ellos; sé que Meloni tiene buenos amigos en España, los problemas que tenemos son los mismos o muy parecidos, solo se solucionan con un frente común”, añade.
Eleonora Baretti, florentina de 57 años, y “votante de la Liga en las dos últimas elecciones”, protesta: “Meloni se ha rendido al dominio de la Unión Europea. Como han dicho en los discursos, ahora Europa es un infierno, con tantos migrantes irregulares, la industria está desapareciendo, se pierden las identidades nacionales. Europa es más un perjuicio que un beneficio para Italia”. La media de edad de los asistentes era algo elevada y no resultaba difícil encontrar a votantes descontentos con la gestión de la primera ministra por ser demasiado tibia para su gusto. “Meloni se pasea por Italia con Von der Leyen, antes criticaba a la UE” lamenta Rosaura di Pasquale, bedela de un instituto florentino. Reconoce que las relaciones de Italia con sus socios europeos no son su mayor preocupación. “Me importa más que bajen los precios insostenibles y hagan algo con los salarios que están estancados desde hace demasiado tiempo”, dice, pero cree que “en Europa, Italia tiene que tener líderes fuertes que defiendan claramente los intereses italianos”.
“Nueva Europa”
Salvini eligió Florencia para su cita ultra como “símbolo del renacimiento de una nueva Europa”. El mitin se celebró en la Fortezza da Basso, un antiguo fuerte amurallado donde se organizan ferias y congresos, en el centro de la ciudad, rodeado por fuerzas de seguridad y donde en el pabellón de al lado se celebraba una convención sobre tatuajes. Fue un domingo caliente para las fuerzas del orden, con más de una decena de protestas en toda la ciudad contra la asamblea de la extrema derecha. Los partidos de izquierda convocaron tres manifestaciones que se encontraron en el Piazzale Michelangelo.
El alcalde florentino, Dario Nardella, del Partido Democrático, había invitado a los ciudadanos a exhibir en sus ventanas símbolos europeos. “Por su historia, nuestra ciudad es incompatible con el lenguaje basado en el odio y el miedo. Es una ciudad democrática, europeísta, que ha hecho de la libertad y el pluralismo cultural su historia. Todo lo contrario de lo que creen estos señores. Europa nació para superar los miedos del siglo XX que los soberanistas quieren revivir”, dijo el alcalde en una de las concentraciones, en la que participaron unas 500 personas.
“Quieren volver a los viejos nacionalismos, que además de traer violencia solo pueden representar un fracaso, ¿dónde vamos sin Europa”, se cuestiona Giovanni Rotondo, estudiante de Ingeniería de la universidad de Florencia y se detiene para entonar el Bella Ciao con un grupo de manifestantes. Frente a ellos se ve un enjambre de banderas europeas y cuelga una gran pancarta donde se lee “Suena La Martinella, Florencia se rebela”, que se refiere a una antigua campana que sonó en 1944 para anunciar que la ciudad había sido liberada de los invasores nazis.
“Estamos aquí por dignidad, no por odio, es importante para nuestro futuro, para reafirmar aquellos valores que nos gustaría ver cada día: la tolerancia, la solidaridad y la prevalencia del estar juntos por encima de las divisiones” dijo ante los manifestantes la presidenta de la histórica asociación cultural antifascista Arci de Florencia, Marzia Frediani. “No hemos venido para dar visibilidad a Salvini, que sabemos que la busca a toda costa, sino para decir que Florencia nunca podrá ser un laboratorio de la extrema derecha”, afirma Beatrice Vecchini, estudiante de Derecho. Los centros sociales de la ciudad convocaron otra marcha bajo el lema “Fuera los antifascistas de Florencia”, y desfilaron en una jornada fría, aunque soleada, con carteles con enunciados como “Salvini, Le Pen, a Florencia le dais asco”.
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