Los ánimos encendidos que enfrentaron amigos y familias durante años de agrio debate ya se han apagado, y de un modo lento y discreto, pero firme, se consolida entre la mayoría de los ciudadanos británicos una idea: el Brexit ha traído consigo más desventajas que ventajas. Como consecuencia, crece el deseo de forjar una buena relación con la UE basada en el pragmatismo, que evite la posibilidad de sumergirse de nuevo en un debate nacional agresivo.
Una mayoría de ciudadanos (52%) querría que el Reino Unido tuviera una relación más cercana con la UE, según el sondeo realizado por Focaldata para la organización British Future. Se trata de uno de los estudios más amplios y completos realizados hasta la fecha sobre la evolución de la actitud de los británicos en el asunto que ha marcado a toda una generación. Beyond Brexit; Public Perspectives on the Future UK-EU Relationship (Más Allá del Brexit: Perspectiva de la Opinión Pública sobre el Futuro de la Relación Reino Unido-Unión Europea) trabajó sobre una muestra de 2.027 ciudadanos consultados por todo el país, entre el 29 de junio y el 11 de julio, así como sobre 12 focus groups (grupos de enfoque, en los que se selecciona a ciudadanos de distintas actitudes para escuchar cómo debaten entre sí) en Londres, Manchester y Peterborough, una de las ciudades con más respaldo al Brexit en el referéndum de 2016.
La UE, antes que EE UU
El deseo de reforzar las relaciones entre el Reino Unido y la UE desde un punto de vista práctico está muy por encima del de estrechar la relación trasatlántica con Estados Unidos, como prometieron durante años los euroescépticos. Un 50% de los consultados considera más importante para la paz, la estabilidad y la prosperidad la cercanía con Bruselas que con Washington (26%) o con cualquiera de los países que componen la Commonwealth (Comunidad de Naciones), que suponen un 27%.
El apoyo a una mayor colaboración en materias como la lucha contra el crimen internacional y el terrorismo (68%), a mejores relaciones comerciales (61%), cooperación más estrecha en ciencia e investigación (61%), defensa (57%), lucha contra el cambio climático (56%) o defensa de los derechos humanos (50%) sugieren, según el informe, que los británicos han dejado a un lado el componente emocional que trajo consigo el Brexit para dar prioridad a un componente más pragmático.
“Hay un claro apoyo pragmático entre los ciudadanos británicos hacia una mayor cooperación con nuestros vecinos de la UE. Pero la gente no se siente europea, y los intereses mutuos —la lucha contra el terrorismo o contra el cambio climático, por ejemplo— resultan más atractivos para los consultados que la idea de unos supuestos valores o principios compartidos”, explica Heather Rolfe, directora de Estudios de British Future y una de las autoras del estudio.
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La estrategia del Partido Laborista
El estudio respalda la estrategia impulsada en los últimos años por el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, y su equipo: la promesa de una mayor colaboración y una mejor relación con la UE, pero sin resucitar ideas que todavía encierra la amenaza de división social como el reingreso en la Unión Europea, o en su mercado interior o en el espacio aduanero compartido.
“Keir Starmer y Rachel Reeves [la portavoz laborista de Economía y potencial ministra] defienden desde hace tiempo la idea de resetear la relación con la UE. Los ciudadanos están dispuestos a concederles espacio y permiso para buscar ese incremento pragmático de cooperación, aunque no esté muy claro que ese apetito exista también en Bruselas en estos momentos”, señala Sunder Katwala, director de British Future.
Menos de un 9% de los consultados se identificaron a sí mismos como “europeos” en el sondeo, y la cifra aún fue menor entre aquellos que pertenecen a minorías étnicas. Existe además un consenso amplio en lo que respecta al miedo a resucitar los años de la polémica en torno al Brexit. Un 59% de los consultados quiere que el debate futuro sobre la relación con la UE sea mucho menos caldeado. Es un deseo compartido tanto entre votantes laboristas (68%) como conservadores (61%), y tanto entre defensores del Brexit (56%) como entre partidarios de la permanencia en la Unión Europea (76%).
Sin embargo, con los ánimos calmados y la sensación general de que el debate ha quedado atrás, llama la atención en el estudio que el 49% de los consultados crea ahora que fue un error abandonar la UE. Un 36% defiende la decisión. Un 15% no sabe qué responder.
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