El fin de la frágil tregua entre Hamás e Israel en Gaza, que se materializó el pasado viernes, está reactivando la escalada bélica entre Estados Unidos y grupos apoyados por Irán en distintos puntos de Oriente Próximo. Estos choques se han producido a raíz de la feroz ofensiva militar israelí sobre la Franja, que amenaza con degenerar en un enfrentamiento regional de mayor alcance.
La tensión entre las partes volvió a aumentar de forma significativa el domingo, cuando el movimiento Huthi de Yemen, que cuenta con el apoyo de Irán, lanzó cuatro ataques con misiles balísticos y drones contra tres barcos comerciales que navegaban por el estratégico mar Rojo, según informó el Mando Central de Estados Unidos (Centcom). Las embestidas no causaron heridos, pero llevaron a intervenir a un buque de guerra estadounidense desplegado en la zona. Washington consideró que las acciones estuvieron “totalmente habilitadas por Irán”. “Estos ataques representan una amenaza directa para el comercio internacional y la seguridad marítima”, declaró el Centcom en un comunicado.
El primero de estos ataques se produjo a primera hora de la mañana del domingo, cuando varios misiles disparados desde zonas de Yemen controladas por las fuerzas de los Huthi impactaron en las inmediaciones de un carguero con bandera de Bahamas, según el Centcom. Hacia el mediodía, el buque de guerra de EE UU desplegado en la zona derribó un dron lanzado desde el mismo territorio que se dirigía en su dirección, aunque el objetivo no está claro. A los pocos minutos, el anterior buque comercial fue alcanzado por otro misil procedente de Yemen y atacado con un dron que fue destruido en el aire.
Por la tarde, un segundo barco comercial y un granelero, ambos de bandera panameña, fueron atacados desde territorio controlado por los Huthi, y el buque estadounidense en la zona derribó otro dron que se dirigía hacia él, según el Centcom. El portavoz de los Huthi, Yahya Saree, reivindicó la autoría de los ataques contra dos buques comerciales, asegurando que eran israelíes, y reiteró que sus fuerzas consideran a los barcos israelíes ―así como a aquellos con vínculos israelíes― “objetivos legítimos” hasta que cese la agresión contra Gaza.
A lo largo de la semana previa a esta ráfaga de ataques, se registraron otros cuatro incidentes en alta mar. Dos de ellos se correspondieron a ataques similares lanzados desde zonas controladas por los Huthi contra un petrolero con bandera de Liberia y un portaaviones y un buque de guerra de EE UU, de acuerdo con el Centcom. Los otros dos episodios involucraron a un segundo portaaviones estadounidense que fue hostigado en el golfo Pérsico por lanchas rápidas y drones iraníes, según informaron el Mando Central de las Fuerzas Navales de Estados Unidos y la Guardia Revolucionaria de Irán.
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El asalto de mayor envergadura por parte de los Huthi tuvo lugar el 19 de noviembre, cuando un grupo de milicianos fuertemente armados se hicieron con el control de un carguero comercial de propiedad parcial de un armador israelí tras alcanzarlo en un helicóptero. Hasta el inicio de la tregua en Gaza, los Huthi habían lanzado ataques directamente contra Israel en al menos nueve ocasiones. Pero todos fueron interceptados, a excepción de dos que impactaron por error en dos localidades egipcias en el mar Rojo.
Grupos en Siria e Irak
Desde que concluyó el alto el fuego en la Franja, también se ha reanudado la actividad de grupos próximos a Irán en Siria e Irak. Desde el viernes pasado, al menos dos bases con presencia estadounidense en el noreste de Siria han sido atacadas con cohetes, según el Pentágono. Y el domingo, Estados Unidos atacó a miembros de una milicia respaldada por Irán en el norte de Irak, que se disponían a atacar, y mató a cinco de ellos, según informó un grupo formado por varias facciones armadas iraquíes.
Entre mediados de octubre y el inicio de la tregua en Gaza, milicias respaldadas por Irán en Siria e Irak atacaron posiciones estadounidenses en al menos 74 ocasiones, después de meses sin hacerlo, según ha informado el Pentágono, que ha admitido más de 60 heridos leves. Un contratista estadounidense murió durante una falsa alarma. Estados Unidos, por su parte, había reconocido unos 15 ataques en el este de Siria y otros tres, más inusuales, en Irak, uno de los cuales mató a casi una decena de miembros de una milicia proiraní.
El intercambio de golpes entre Estados Unidos y esta constelación de grupos armados en Irak y Siria empezó siendo de alcance limitado, en un intento mutuo de minimizar daños y reducir el riesgo de una espiral de violencia, pero en los días previos a la tregua en Gaza ambas partes comenzaron a ser más agresivas. En este contexto, el primer ministro de Irak, Mohammed al Sudani, reiteró el pasado sábado en una llamada con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, su rechazo a nuevos ataques en territorio iraquí.
Desde que Israel lanzó su operación militar sobre Gaza, Washington ha enviado a Oriente Próximo dos portaaviones, incluido el mayor del mundo, con miles de efectivos a bordo y acompañados de varios buques de guerra, algunos de los cuales figuran entre los que se han visto involucrados en alguno de los incidentes de los últimos días. Estados Unidos también ha anunciado el envío de un submarino, pese a que estos suelen operar en secreto, así como el despliegue de nuevos sistemas de defensa antiaérea y 1.200 soldados. Antes del ataque israelí en Gaza, Estados Unidos contaba con unos 2.500 soldados en Irak y 900 en Siria, formalmente como parte de la coalición internacional contra el Estado Islámico.
El Pentágono afirma que este fuerte reforzamiento de sus capacidades militares en Oriente Próximo responde a tres objetivos principales: disuadir a grupos apoyados por Irán de abrir nuevos frentes más allá de Gaza; blindar la seguridad de Israel durante su operación militar en la Franja; y proteger a sus propias tropas en la región, al igual que a sus ciudadanos.
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