Nació en Lorca (Murcia) pero su familia es de La Laguna (Tenerife) y allí vivió Cecilia Hernández hasta que llegó a Madrid para estudiar la carrera de Física. Aunque su primera intención fue dedicarse a la investigación, desde 1991 trabaja en la gestión del sistema de ciencia. Durante muchos años en el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI) y, desde hace escasos meses, en la Agencia Espacial Española, en la que es jefa del Departamento de Ciencias y Exploración. Durante su larga etapa en el CDTI, Cecilia Hernández (60 años) ha sido en dos periodos responsable del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) y esa experiencia es la que, probablemente, esté detrás de su reciente nombramiento como presidenta del Comité Científico de la ESA, cargo desde el que dirigió su primera reunión los pasados 8 y 9 de noviembre. Es la primera vez que una persona española preside ese comité y la primera vez que la presidenta es una mujer.
Pregunta. ¿Qué es el comité científico de la ESA?
Respuesta. Es el órgano que decide cómo deben gestionarse y para qué los fondos asignados al programa de ciencia de la ESA. En él están representados los veintidós estados miembros de la agencia.
P. ¿Y cuánto son esos fondos?
R. La financiación se aprueba por periodos trianuales. Para el actual tenemos algo más de 600 millones de euros. El comité trabaja con una planificación a corto, medio y largo plazo con la que se decide qué misiones se hacen y con qué dinero. Aunque trabajamos con partidas presupuestarias de tres años, en realidad esas misiones se desarrollan en periodos de tiempo muchísimo más largos. Y por eso a veces hay que hacer reajustes, retrasar misiones, modificar la planificación o incluso cancelar misiones.
P. ¿Qué puede hacer que una misión espacial se retrase o se cancele?
R. Pueden ocurrir muchas cosas. A veces se ve que van a ser más caras de lo que se preveía, a veces los ministros no aprueban un presupuesto que se esperaba, se dan situaciones de crisis o fallos técnicos y hay muchas misiones que se hacen en colaboración internacional y esa colaboración puede variar con el tiempo.
P. ¿Qué tipo de ciencia se hace en el programa cuyo comité preside usted?
R. El programa científico está concebido para avanzar en el conocimiento, y en nuestro caso los campos que cubrimos son astronomía, física fundamental y ciencia del Sistema Solar.
P. Y en estos campos, ¿cómo está España?
R. Yo diría que, en mayor o menor medida, participa en todos los ámbitos. Es bastante fuerte en astronomía, no en vano tenemos los grandes telescopios de tierra y distintos centros de investigación relevante: los astrofísicos de Andalucía y Canarias y otros centros como el de astrobiología, el IFCA de Cantabria, el instituto de ciencias espaciales de Cataluña y algunos más. Hay muchos centros en España que tienen estructuralmente buenas capacidades y facilidades para participar y beneficiarse científicamente de estas misiones. Además de departamentos universitarios.
P. ¿Cómo se beneficia un centro de investigación si trabaja con la ESA?
R. Hay un doble beneficio, por una parte, las misiones científicas de la ESA, y cualquier otra misión científica destinada a hacer lo que llamamos gran ciencia, quiere responder a las grandes preguntas que el universo nos puede revelar. La exigencia de la instrumentación es fortísima, así que un beneficio muy directo es el desarrollo de tecnologías muy exigentes. Y ese desafío tecnológico, al final deriva en la industria, por lo que la industria se beneficia también de esa participación. Y además, el retorno científico porque el hecho de involucrarse en estas misiones hace que puedas tener una producción científica en este ámbito. Es sacrificado porque el desarrollo de una misión desde que se propone hasta que se pone en marcha lleva muchísimos años, trasciende a una generación, pero luego el retorno científico siempre está asegurado.
P. ¿Cuáles son las misiones más importantes que tiene en este momento el programa científico?
R. Está Gaia, una misión de astronomía que está resultando ser la más productiva en términos científicos. Ha cambiado los paradigmas de la astronomía. Básicamente se dedica a mapear el cielo. Otra misión que se lanzó en marzo de este año es JUICE, que va a Júpiter, y en ella todos los instrumentos desafían el estado del arte, tecnológicamente es potentísima. Hay otras como Solar Orbiter, también en vuelo, para estudiar el Sol. Y luego hay dos que están en momentos muy interesantes, una de ellas que esperamos adoptar en enero de 2024, una vez superada la fase de estudio, es la misión LISA y su objetivo principal es detectar ondas gravitacionales. Otra muy bonita es Euclid, que se lanzó en julio de este año y que está destinada a revelarnos los misterios de la energía y la materia oscuras. Y al hilo de Euclid, el año pasado el comité aprobó la primera misión que lidera un científico español y que es ARRAKHIS. Es una misión complementaria a Euclid que va a estudiar precisamente la materia oscura. Pero piense que esta misión fue seleccionada en un proceso en el que compitió con otras 18 y fue la única elegida.
P. ¿Qué responde cuando alguien dice que cómo pueden gastarse estas millonadas cuando todavía hay subdesarrollo y hambre en el mundo?
R. Les diría que si Galileo no se hubiera puesto a mirar al cielo no tendríamos toda la instrumentación óptica que tenemos hoy en día. Avanzar en el conocimiento es consustancial a la naturaleza humana y querer saber de dónde venimos y a dónde vamos es imparable, no lo puedes frenar. La tecnología para hacer gran ciencia, además, tiene aplicaciones tecnológicas posteriores, muchas veces insospechadas y en múltiples campos. Siempre hablamos de la medicina. Pero si no tuviéramos curiosidad por lo que hay más allá, ahora no tendríamos satélites de observación de la Tierra que nos sirven para prevenir, hacer seguimiento o paliar catástrofes. Tenemos el ejemplo reciente del volcán de La Palma y cómo lo iba siguiendo paso a paso Copernicus, que es un sistema de satélites desarrollados por la ESA.
P. ¿La existencia de la nueva Agencia Española del Espacio va a cambiar algo la relación de España con la ESA?
R. Sí, claro. Va a convertirse en el referente español para el espacio. Hasta ahora las competencias de espacio estaban distribuidas. Y no solo la ESA, a partir de ahora, cualquiera de cualquier lugar del mundo, cuando quiera hablar de espacio con España, tiene una puerta a la que llamar, no se confunde. Solo con eso ya hemos dado un paso de gigante.
P. El mundo aeroespacial está muy masculinizado. ¿Cómo es trabajar en ese ámbito siendo una mujer?
R. Ocurre lo mismo que en todos los ámbitos muy masculinizados, pero en los últimos años he visto grandes cambios. Por primera vez la directora de ciencia de la ESA es una mujer. Hay una conciencia importante en el sector de que no podemos permitirnos perder el 50% del talento y hay proactividad para atraer mujeres. La propia Agencia Española del Espacio se ha creado con vocación de aplicar políticas de igualdad. En estos momentos estamos en buenas condiciones para avanzar. Por otra parte, los datos son los que son y la sociedad es la que es. Igual que en otros sectores, hay que recordar que ciertas situaciones no son tolerables y que la voz de una mujer vale igual que la de cualquiera. Nosotras somos las primeras que tenemos que vencer esas mochilas que arrastramos por nuestra educación, por las vivencias en nuestras carreras personales, pero nuestros compañeros deben ayudar. Sinceramente, si yo estoy aquí es gracias a Juan Carlos Cortés que era mi director en CDTI y siempre me ha apoyado. Necesitamos la complicidad de los hombres.
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